Cuando se procede al arrendamiento de una vivienda o departamento, es imperativo formalizar un contrato que detalla los derechos y responsabilidades tanto del arrendador como del arrendatario. Este documento debe especificar el monto mensual del alquiler, el día de vencimiento del pago, así como los detalles de la cuenta bancaria donde se realizarán los depósitos correspondientes.
Además, debe estipular las condiciones de entrega del inmueble, incluyendo una cláusula que prohíba cualquier modificación a la propiedad sin autorización previa del arrendador.
Dentro de este contrato, se establecen las responsabilidades del arrendatario en cuanto a las reparaciones menores, las cuales se refieren a los daños causados por el uso normal del bien y que deben ser sufragados por el inquilino. Este principio se fundamenta en las disposiciones legales contempladas en el Código Civil de cada estado.
Por lo tanto, se aconseja que el arrendatario realice una inspección minuciosa del inmueble antes de tomar posesión, verificando el correcto funcionamiento de todos los servicios básicos como electricidad, agua y gas, entre otros. Es crucial que la propiedad se entregue en condiciones óptimas para su habitabilidad.
Es importante destacar que el arrendatario tiene la obligación de conservar la vivienda en el mismo estado en que la recibió, a fin de evitar daños a su estructura y evitar gastos adicionales al momento de la devolución del inmueble.
Por otro lado, es responsabilidad del arrendador llevar a cabo las reparaciones mayores, tales como impermeabilización, correcciones de fisuras y cualquier vicio oculto que pudiera surgir durante el período de arrendamiento.
Asimismo, el arrendador está obligado a notificar al arrendatario de manera oportuna sobre cualquier reparación que sea de su competencia, para que este pueda tomar las medidas correspondientes con prontitud.
En vista de la complejidad de estos temas, es altamente recomendable buscar asesoramiento legal especializado al momento de celebrar un contrato de arrendamiento. Esto con el fin de prevenir posibles inconvenientes o malentendidos durante el periodo de ocupación del inmueble.