En la región de Capadocia, Turquía, famosa por sus chimeneas de hadas y paisajes únicos, se encuentra una de las maravillas más sorprendentes de la arquitectura antigua: la ciudad subterránea de Derinkuyu. Oculta a más de 85 metros bajo tierra, esta impresionante estructura fue diseñada para albergar hasta 20,000 personas durante meses, proporcionando refugio y protección en tiempos de conflicto.
Derinkuyu, conocida en la antigüedad como Elengubo, no es solo una ciudad, sino una compleja red de túneles y cámaras que abarca 18 niveles. La ciudad subterránea más grande del mundo, esta maravilla arquitectónica fue utilizada durante miles de años, cambiando de manos entre diversas civilizaciones, desde los Frigios hasta los persas y los cristianos de la era Bizantina.
Diseñada para ser autosuficiente, Derinkuyu albergaba no solo viviendas, sino también establos, bodegas, almacenes de alimentos secos, escuelas y hasta una capilla. Su construcción y diseño permitieron a sus habitantes vivir durante largos períodos sin necesidad de salir a la superficie. La región de Capadocia, con su roca maleable y la falta de agua en el suelo, ofreció las condiciones ideales para la excavación de esta vasta ciudad subterránea.
Aunque la construcción de Derinkuyu sigue siendo un misterio en parte, los cimientos de la ciudad subterránea se atribuyen a los hititas, quienes posiblemente excavaron los primeros niveles alrededor del 1200 a.C. Sin embargo, los frigios, conocidos por ser arquitectos altamente calificados de la Edad del Hierro, son probablemente los responsables de la mayor parte de la expansión de Derinkuyu. Su inclinación por monumentalizar formaciones rocosas y crear elaboradas estructuras subterráneas es evidente en la magnitud y complejidad de la ciudad.
La ciudad de Derinkuyu fue redescubierta en 1963, cuando un granjero local, al realizar remodelaciones en su propiedad, notó la desaparición de sus gallinas a través de una pequeña grieta. Intrigado, comenzó a excavar, revelando un oscuro pasadizo que lo condujo a la vasta red subterránea. Este hallazgo llevó a la revelación de más de 600 entradas ocultas en propiedades privadas, todas conectadas a la ciudad subterránea.
Hoy, Derinkuyu es reconocida como patrimonio mundial, agregada a la lista de la UNESCO en 1985. Su legado perdura como un testimonio de la ingeniosidad y la resiliencia de las civilizaciones antiguas que la construyeron y habitaron, dejando una huella indeleble en la historia de la humanidad.